Equivocarse es de lo más vergonzoso y traumante. Bueno, en realidad nos han enseñado que es vergonzoso y traumante, así…
Hoy pensé que no tendría de qué escribir en el blog; sin embargo, al llegar a mi departamento y acercarse…
Siempre me había quedado con las ganas de ir a la Feria del Pulque en Ozolco, Puebla. No es…
¿Quién de ustedes quiso ser árbitro de niño? Quizá uno que otro, pero realmente la mayoría sueña con ser un…
Cada una de estas fotos tienen una historia. El futbol fue el centro de nuestras vidas, creo que no había…
Creo que no les había comentado que ya regresé a dar clases. Ahora ando en el ARPA y estoy dando…
El fin de semana pasado se vivieron días muy difíciles en casi todo el país. Hubo un llamado al saqueo…
La cultura no es otra cosa que un número incierto de repeticiones que nos convierten en maquinistas irracionales. ¡Qué profundo…
¿Creerán que nunca había ido a tomar helado con mi papá? Lo había hecho en familia, junto con mis…
Aquí en esta cajita de ónix se encuentran la cenizas de mi madre. Murió el 14 de diciembre a las 12:28 hrs. después de haber pasado veintiséis días en coma. El último día que platiqué con ella fue el 16 de noviembre. Llegué por la noche a la casa de mis padres y Mimi me preparó unas enchiladas que hasta el momento recuerdo y extraño. Al siguiente día volví a la casa de mis padres casi a las 15 hrs., hora en que más o menos siempre llegaba para comer con ellos. Mi papá me recibió con una sonrisa nerviosa, diciéndome que hoy no habría comida porque mi mamá se sentía mal. ¿Mi mamá? -pensé, pero ella nunca se enferma, ella nunca descansa, ella nunca deja de estar. Fui corriendo a la recámara en donde estaba acostada. Nunca había visto a mi madre derrotada ¿derrotada?, quizá sólo cansada. Le hablé pero no recibí ningún tipo de respuesta. Mi papá me explicó que desde las 11 hrs. al momento en que mi mamá estaba a punto de meterse a bañar tuvo un fuerte dolor de cabeza que la tumbó. En ese momento una pequeña vena dentro del cerebro de mi mamá se había reventado. La sangre comenzaba a correr por toda la cabeza de mi madre. Comenzaba la historia.
De inmediato me comuniqué con mis hermanas para avisarles sobre la situación, desde luego, nadie sabía sobre lo que estaba sucediendo en casa. Mi madre era tan obstinada que no quiso avisar a ninguno de sus hijos para no interrumpir nuestras actividades en el trabajo. Poco tiempo después llegó mi hermana Lupita y fuimos al doctor. Mi mamá en el camino vomitaba de forma continua y estaba prácticamente inconsciente. El médico en este momento no pudo detectar el derrame. Nadie de nosotros, ni el mismo doctor pudo sospechar sobre el derrame que mi madre estaba sufriendo en ese momento.
Al otro día, tenía planeado ir al Corona Capital. Dudaba sobre ir, algo me decía que las cosas no estaban muy bien. De hecho mi hermana Coty y Mayra me insistieron para que me fuera al festival; sin embargo, en el momento en que estaba esperando el auto para ir al festival recibí la llamada de mi hermana Coty para decirme que mamá estaba muy mal, que no reconocía a la gente y que alucinaba. Fui a la casa de mis papás y lo que vi fue algo de lo más triste. La mirada de mi madre era distinta, me reconoció después de mucho esfuerzo.